La vida está sujeta a cambios constantes, y en ocasiones vivimos periodos de gran malestar. A veces nuestros seres queridos, con intención de ayudarnos, nos animan a ir a psicoterapia, y otras veces somos nosotros mismos quienes nos lo planteamos.
Es recomendable ir a terapia:
Si sientes que tus problemas te desbordan…
Vivimos en la era del estrés, pero en ocasiones un elevado perfeccionismo, una gran intolerancia a la frustración o una inadecuada habilidad para resolver problemas o tomar decisiones hacen que algunas personas sientan un gran malestar que puede afectar su día a día y provoca una desesperanza muy elevada
Si te abordan pensamientos negativos sobre ti, los demás, el futuro y/o el mundo…
Ante un bajo estado de ánimo, las personas tienden a teñir de negatividad su visión sobre sí mismos, sobre los demás, el mundo en general y el futuro. Nuestros pensamientos y creencias internas tienen mucha influencia sobre nuestras emociones, y tener constantemente pensamientos negativos suelen ser uno de los síntomas de depresión y/o ansiedad.
Si sientes que no tienes el control sobre tu vida o tus emociones…
La falta de percepción de control sobre la propia vida puede producir el fenómeno de la indefensión aprendida (aprender a aceptar un destino de forma pasiva) y aumentar la probabilidad de depresión.
Si sientes ansiedad frecuentemente…
La familia, la pareja, el mantenimiento del hogar, el trabajo, los estudios, la salud… (o la falta de algunos de todos estos factores) puede producir mucho estrés a nivel físico (taquicardia, sudor, hiperventilación, etc), emocional y cognitivo (darle vueltas a las preocupaciones sin parar). Algunas personas viven con ansiedad constante, y otras tienen lo que ellas llaman “ataques de ansiedad” al interpretar de forma catastrofista sus sensaciones de ansiedad y temer que les pase algo grave (como tener un infarto, tener cáncer o llegar a morirse) o perder el control. En este caso, lo más probable es que estemos hablando de que la persona tenga ataques de pánico, lo cual puede derivar en un trastorno de pánico, entre otras cosas.
Si te cuesta tomar decisiones…
Hay momentos en la vida en la que tenemos que enfrentarnos a tomas de decisiones importantes, y no sabemos cómo abordarlas, lo cual nos produce mucho estrés. Por otro lado, el tener problemas de ansiedad y bajo estado de ánimo puede hacer que nos cueste más de lo habitual los procesos de toma de decisiones, aunque sean sencillos.
Si tienes problemas para relacionarte con los demás…
Nuestro comportamiento social se aprende en nuestra infancia y se sigue modelando durante nuestra vida adulta, y depende de varios factores. Algunas personas tienen unas inadecuadas habilidades sociales, comportándose de manera inhibida, agresiva o pasivo-agresiva, generando así problemas en sus relaciones. En determinados casos, el déficit en habilidades sociales puede provocar un miedo a relacionarse con los demás, derivando en una fobia social.
Si tus «manías» controlan tu vida…
Algunas personas son excesivamente perfeccionistas, en cambio otras tienen miedos u obsesiones que les general mucho malestar y, para aliviarlo, realizan a toda costa ciertas conductas de seguridad que les alivian, aunque sea durante un momento. En estos casos se pueden desarrollar fobias y/o un trastorno obsesivo-compulsivo.
Si tienes problemas de sueño o somatizaciones (dolores, ronchas, picores, etc, en los que no existe explicación médica)…
En muchas ocasiones la ansiedad o el estrés nos repercute a la hora de conciliar el sueño o en la aparición de diversos dolores, picaduras, ronchas, etc. que no tienen ninguna causa orgánica, y cuyo abordaje es el tratamiento del estrés y la ansiedad.
Si hay algún suceso del pasado que aún no has superado…
Algunos hechos del pasado o alguna época desagradable vivida puede repercutirnos en la actualidad mediante la reexperimentación del suceso (mediante recuerdos o pesadillas), reacción con emociones negativas y reacciones fisiológicas (sudor, taquicardia, etc.) ante sucesos relacionados, e incluso llegando a evitar ciertas cosas, personas, situaciones o pensamientos relacionados con esos sucesos pasados. En este caso, probablemente estaríamos hablando de un suceso traumático o de un posible trastorno de estrés postraumático.
Si hay problemas en la pareja, amistades o familia que estén deteriorando la relación…
En ocasiones es recomendable que un/a profesional de la psicología externo evalúe la situación (desacuerdos, tipo de comunicación, engaños, problemas sexuales, etc.), para así poder mejorar la calidad de la relación.
Si crees que tu vida ya no tiene sentido…
Si sientes una enorme tristeza o apatía (sensación de no sentir ningún tipo de emoción, ni buena ni mala) que te está afectando en tu día a día, y por la que incluso llegas a plantearte si su vida tiene sentido, lo más probable es que tengas depresión y necesites ir a un/a psicólogo/a. Es importante que sepas que la depresión puede superarse en terapia, aunque ahora te pueda costar creerlo.
Si ya no te sientes feliz…
Puede que haya sucedido algo que te haya afectado mucho (como la pérdida de un ser querido, una ruptura de pareja, un problema laboral, etc.) o puede que creas que no ha sucedido absolutamente nada, pero sientes una tristeza continua día tras día, lo cual hace que abandones muchas actividades y te aísles poco a poco de los demás. También puedes sentirte mucho más susceptible e irascible de lo normal. En estos casos, lo más probable es que tengas un bajo estado de ánimo y que estés cayendo en una depresión.
En definitiva, se recomienda ir a terapia con un/a profesional de la psicología cuando se siente un gran malestar que afecta con cierta frecuencia y que repercute en la vida diaria.