Iniciar terapia es un paso importante, que en muchos casos puede generar una mezcla de emociones. Abrirte emocionalmente a una persona que no conoces, especialmente si nunca has hecho terapia, puede generar cierta inquietud o dudas, y eso es completamente normal. Por eso, aquí te dejo algunas recomendaciones que doy a las personas que van a comenzar su camino terapéutico:
1. Reconoce y acepta tus emociones
Es natural sentir nervios o incluso incomodidad antes de la primera sesión. Este proceso implica abrirte a una nueva persona y a una nueva experiencia, lo que puede generar incertidumbre. Acepta esas emociones incómodas, y permítete sentir lo que surja; aquí no hay emociones “correctas” o “incorrectas”, de hecho, a lo largo del proceso, iremos explorándolas y entendiéndolas mejor.
2. Reflexiona sobre tus objetivos
No es necesario que tengas todo claro desde el primer día. De hecho, muchas personas llegan diciendo: «No sé muy bien por qué estoy aquí», y eso está bien. Sin embargo, puede ser útil pensar en lo que te preocupa, desde cuándo te sientes así, o qué esperas de la terapia. Además, te animo a que plantees cualquier duda que tengas sobre el proceso. Si temes olvidarte de algo, trae una lista con temas o preguntas que quieras abordar. Esto nos dará un buen punto de partida.
3. No tengas prisa por contarlo todo
La primera sesión es una toma de contacto. Es un espacio para conocernos y empezar a construir una relación de confianza. No sientas que tienes que compartir absolutamente todo el primer día. Este es un proceso que se desarrolla a tu ritmo. Poco a poco, exploraremos lo que necesites.
4. Durante la sesión: toma notas si lo necesitas
Si algo te llama la atención o resuena contigo durante las sesiones, puedes apuntarlo. No se trata de transcribir cada palabra, ni toda la sesión (¡no es una clase!), sino de registrar esas ideas clave que pueden ayudarte a reflexionar más tarde. Este hábito puede ser muy útil para sacar el máximo provecho de las sesiones.
5. Reserva un momento para ti después de la sesión
Siempre que sea posible, dedica un ratito para ti tras cada sesión. Esto te permitirá procesar lo que hemos hablado y reflexionar sobre lo que te llevas. Pregúntate: ¿Qué me llevo hoy? Anotar estas reflexiones en una libreta puede ser una forma muy valiosa de observar tu evolución a lo largo del tiempo.
6. Paciencia: cada proceso lleva su tiempo
La terapia es un camino que lleva su tiempo. No te presiones por obtener resultados inmediatos, especialmente si estamos trabajando aspectos que llevan mucho tiempo afectándote. El proceso no siempre es lineal; puede haber momentos de grandes avances y otros en los que sientas un aparente estancamiento. Confía en el proceso y recuerda que cada pequeño paso es importante. Si en algún momento tienes dudas o sientes que no avanzas, compártelo conmigo para que pueda darte feedback y podamos ajustarnos a tus necesidades.
7. Confía en la relación terapéutica
Establecer una buena relación terapéutica es fundamental para el avance. Esta relación también se construye a lo largo de las sesiones, pero es importante que sientas que la terapia es un espacio seguro, confiable, de comprensión y amabilidad. Si en algún momento sientes que no encajamos, házmelo saber. Este es tu espacio, y es importante que te sientas cómodo/a para poder abrirte.
8. Honestidad (contigo y con tu psicoterapeuta)
La sinceridad es clave en terapia, aunque a veces implique compartir temas incómodos. No sientas que tienes que ocultar partes de ti por miedo al juicio. Todo lo que compartas será tratado con respeto y confidencialidad.
9. Escucha tu cuerpo
El trabajo emocional puede ser intenso, así que presta atención a cómo te sientes físicamente después de las sesiones. Tal vez necesites descansar, salir a caminar, escribir, escuchar música o simplemente quedarte en calma. Cuida tu cuerpo como parte de tu bienestar.
10. Celebra tus logros, por pequeños que sean
La terapia implica tiempo, trabajo y esfuerzo por tu parte: sin tu actitud colaboradora será complicado alcanzar los objetivos. Por tanto, el proceso está lleno de pequeños pasos importantes: identificar una emoción, manejar mejor una situación o incluso simplemente presentarte a la sesión ya es un logro (¡puede haber ocasiones en que no te apetezca porque implica remover cosas!). Reconoce esos avances y permítete sentirte orgulloso/a de tu esfuerzo.
Este es tu espacio seguro
Como psicóloga, quiero que sepas que este es un lugar seguro, libre de juicios y lleno de comprensión. Iremos trabajando como un equipo, a tu ritmo, explorando y encontrando las herramientas que necesitas para tu bienestar.
¡Gracias por permitirme acompañarte en este camino!