En muchas ocasiones, las disfunciones sexuales tienen un origen psicológico (experiencias traumáticas, aprendizajes, miedos, creencias erróneas, tabúes, historia sexoafectiva…) o son una consecuencia de la dinámica relacional, sea en mayor o menor medida. En terapia crearemos un espacio libre de tabúes y de prejuicios para trabajar las dificultades en la sexualidad que afectan a la autoestima, la pareja y el propio bienestar físico y psicológico, como, por ejemplo:
En muchos de estos casos se recomendará hacer un chequeo médico para descartar causas orgánicas y tener una evaluación más completa. Es posible que la terapia requiera un abordaje multidisciplinar (psicología combinada con fisioterapia del suelo pélvico y/o seguimiento médico).